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martes, 17 de noviembre de 2009

La niebla y la lluvia

Erika era bonita, Erika se detuvo, Erika tenia sonrisa perfecta, pero no supo bien lo que paso. Veía pasar los autos que bajo la lluvia la chispeaban, sin darse cuenta, sin importarles, ella era parte del paisaje. Tenia un vestidito blanco, y una rosa en la mano, su cabello ya se había despeinado y mojado reventaba en el húmedo de la saciedad.



No tenia frio así dijeran por la radio que estaban a 7 grados centígrados, su piel estaba tal vez 50 años más vieja, y el maquillaje se volvió una paleta de colores grises y una payasada rotunda que se mezclaba con su piel. Se sentía alegre porque sus lagrimas se confundían con la lluvia, así pasaría desapercibida aunque no haría la diferencia que la vieran llorando, ella era el paisaje.



El agua corría por sus pies, con la basura de la ciudad, como viejas barcas y naufragios de lo que se lleva al olvido. Un viejo lápiz navegaba, quien iba a saber de quien era, a quien se le habría caído. Tomó el lápiz aun con punta y decidió escribir tan solo una frase en el pavimento mojado, no le alcanzaría para mas, antes de que se agotara su punta. ¡Me quiero morir!, escribió. Con el corazón mallugado y parecido a una uva pasa no sabia que hacer. La lluvia le mojaba la piel, el amor, la razón, y si pudiera también le mojaría el alma.



La razón es mas débil que la locura, es por eso que hay mas locos que cuerdos y esa es la vil verdad. Erika no esperaba a nadie, no quería hablar mas que consigo misma, su mundo no distaba mas de tres centímetros de su piel y su eufórico y paradigmático estado de animo era nuevo para ella, sentir como se siente lo que no quería vivir y enfrentarse con el rostro del miedo era bastante interesante aunque por demás doloroso, tanto para tomarse una pastilla y volver a nacer.



Un viejo que juntaba objetos inanimados a los que bautizaba como hijos y los santificaba como tesoros se acerco.



- Niña yo también me siento triste, todos los días de mi vida me levanto sin la esperanza de recuperarlo todo. Desayuno el trago amargo que me da mi vejez y bajo la lluvia recuerdo que ya soy un pobre anciano. Me da miedo verme a un espejo, llevo años sin hacerlo, será por eso que mi peinado luce tan distinto - Erika sonrió- pero usted niña es joven y bonita, aun conserva las fuerzas, y el sol le puede sonreír. No deje que este mundo la absorba como lo hizo conmigo, no escape de sus `problemas porque regresan cada día como fantasmas que trae la noche y el frio, no hulla porque entre mas lo haga mas prisionera será. Regálese a si misma la libertad y no llore mas, y viva, y subsista, luche, perviva.



-No se si sea tan fuerte, no se si quiera vivir, no hay nada mas para mi. Que voy a hacer en un mundo donde nadie sabe que existo, donde mis latidos son menos importantes que los billetes.



-La libertad personal es el tesoro mas grande y valioso que existe sobre esta tierra, su vida vale tanto que usted no tiene ni idea cuanto vale, usted es como un triste violín que necesita que las manos del maestro toque una nueva melodía, y así podrá danzar, así vera que si hay esperanza, no me mire a mi porque yo escogí perderme, yo escogí mutilar aquello que me daba vida, es por eso que parezco un alma en pena, con estos harapos y con este carro que arrastro cada día así como a mi cuerpo. Señorita no hay dolor que Dios no pueda curar, así que levántese y vallase para su casa, tómese un café, duerma descanse, no piense en nada mas que cuando se despierte será mejor, se lo digo yo.


El anciano se fue arrastrando el carro, con un viejo plástico sobre su cabeza, apenas y podía cubrir su cuerpo y su silueta encorvada se perdió con la niebla y la lluvia…

1 comentario:

  1. Orgullosa!! Finalmente aquí estás... Te doy la bienvenida a este mundo, me convertiré en tu fiel vistante. Poco a poco aprenderás y entenderás que esto es compromiso. Y gracias, despertará aquello que me da vida y sello, cada vez que por dolor crea que lentamente esté muriendo.

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